Es un hecho que en el deporte no solo vale el entrenamiento. Llevar dietas sanas y equilibradas es crucial para completar nuestra actividad física.
Sin embargo, siempre se nos pueden escapar algunas cosas que no deberían y que pueden afectar seriamente a nuestro progreso, como es el caso de la ingesta de alcohol. ¿Sabemos cómo nos afecta? Todos somos conscientes de que el alcohol es perjudicial para nuestro organismo, pero, ¿sabemos hasta qué punto?
Alcohol, salud y deporte: un trío imposible
Hay algún que otro mito alrededor del consumo de alcohol que pretende justificarse por sí solo a la hora de realizar deporte, como el tan común de que ayuda a la hora del calentamiento en aquellos lugares donde la temperatura es baja. Esto no es cierto, la realidad es que solo es una percepción errónea, porque lo que ocurre es que nos enfriamos aún más, con el peligro de sufrir una hipotermia.
El alcohol, pese a ser un líquido, no hidrata, por mucho que algunos así lo crean. Es más bien todo lo contrario, produce una mayor deshidratación en nuestro cuerpo, lo que imposibilita que absorba bien los nutrientes y dificulta la reparación del tejido muscular.
Los efectos del alcohol en la salud física
Parece que el alcohol se ha convertido en un hábito social en el mundo en que vivimos, y es increíble que un deportista aún no conozca las consecuencias de ingerirlo. Es evidente que depende mucho de la frecuencia y la cantidad de alcohol que se tome, pero desde la más mínima ingesta, ya desde el corto plazo influye en el entrenamiento y rendimiento del deportista.
1. Nuestra fuerza de agarre se ve reducida, al igual que nuestra potencia para realizar el salto vertical.
2. El índice de grasa corporal de nuestro cuerpo aumenta. El alcohol no se metaboliza de igual forma que las proteínas, hidratos y grasas, y el cuerpo se afana en eliminarlo, a costa de detener el metabolismo del resto. Resultado: que en vez de perder grasa, la ganamos.
3. Nos cansamos antes con los ejercicios de alta intensidad, tardamos más en recuperarnos, y el rendimiento en ejercicios de tipo cíclico, se ve reducidos por la hidratación que produce el alcohol.
4. Sufrimos una pérdida de masa muscular, ya que el alcohol hace disminuir el nivel de testosterona, haciendo que la masa muscular que genera nuestro cuerpo no sea la adecuada.
5. Nuestra coordinación se ve afectada porque el alcohol produce ciertas alteraciones en los neurotransmisores del cerebro, lo que se traduce también en una pérdida de equilibrio, temblores de manos, cambios de conducta o confusión de ideas.
Después de conocer todos estos datos, ¿estamos seguros de que el alcohol no influye a la hora de practicar nuestro deporte favorito?
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