Ganar flexibilidad es uno de los objetivos que todos queremos conseguir cuando nos iniciamos en algún deporte. Así, el hecho de tener un cuerpo más flexible nos ayuda en gran medida a ser mucho más ágiles y, por tanto, a tener un mayor rango de movimiento y a hacer poco a poco ejercicios con mayor nivel de complejidad.
5 recomendaciones para ganar flexibilidad
A pesar de la insistencia de los profesionales en la importancia de los estiramientos (tanto antes como después de practicar ejercicio), lo cierto es que en numerosas ocasiones dejamos de hacerlo o directamente lo olvidamos.
Recuerda que esto conlleva consecuencias negativas sobre el cuerpo, que aparecerán en forma de fuertes dolores o agujetas. Sin embargo, realizarlos de forma periódica y asidua no solo te ayudará a evitar este malestar (que puede derivar en severas lesiones), sino también a ganar flexibilidad. Para ello, es importante que sigas las siguientes pautas.
Realizar un calentamiento adecuado
Es fundamental comenzar cada sesión de entrenamiento con una serie de ejercicios suaves y constantes para calentar los músculos. De este modo, ayudarás al organismo a alcanzar la temperatura adecuada para entrar en calor. Además, hacerlo no solo te permitirá preparar los músculos para el esfuerzo físico, sino que podrás prevenir las lesiones derivadas de entrenar en frío.
Mantener la posición entre 15 y 30 segundos
Al estirar, mantener la misma posición al menos durante 15 segundos y hasta alrededor de unos 30 es necesario para que el calentamiento sea totalmente efectivo. Por ejemplo, con talones al glúteo, desplazamientos laterales con cruce de piernas o llevando las rodillas hacia arriba (skipping). Esto puedes repetirlo de 3 a 5 veces.
Llevar una dieta rica en ciertos nutrientes
En función de los alimentos que ingieras, la agilidad y elasticidad de tus articulaciones será mayor o menor. Nutrientes como las proteínas, los minerales y los ácidos grasos poliinsaturados están muy presentes en algunos de ellos y te ayudarán notoriamente a aumentar la flexibilidad.
Así, el omega 3 y el colágeno (ácido graso poliinsaturado y proteína respectivamente, presentes en el pescado azul) o el calcio (productos lácteos y verduras) se convertirán en tus grandes aliados.
Practicar yoga y pilates
Tal y como sucede con otros deportes, pero especialmente con estas disciplinas, muchas de las posturas que se practican en ellas contribuyen a la mejora de la elasticidad y a la elongación (alargamiento) de los músculos.
Esto sucede gracias a las asanas (posturas) y a los constantes movimientos realizados en cada actividad. Por un lado, el yoga está centrado en la tonificación muscular. Por otro, el pilates trabaja grupos de músculos con el objetivo de mejorar la resistencia y la fuerza.
Practicar body balance
No obstante, y aunque el yoga y el pilates sean dos de las disciplinas más conocidas para mejorar la flexibilidad, en el body balance se combina el taichí (gimnasia con movimientos lentos y coordinados) con el yoga y el pilates. El principal objetivo de esta técnica es potenciar la movilidad de la columna. Sin embargo, también se gana flexibilidad gracias a las torsiones y a los ejercicios para los isquiotibiales.
Si quieres ganar flexibilidad de forma notable, has de seguir todas las pautas que recomiendan los expertos. Sin embargo, no olvides que llevarlas a cabo solo de vez en cuando o una vez en semana no te servirá para lograr los objetivos que te propongas. Por ello, es importante poner el foco en la constancia y la asiduidad con la que se practica. Si lo que deseas lograr son unos resultados óptimos, la frecuencia es tu mayor aliada. Y tú, ¿qué disciplina practicarías todos los días?
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