Todos sabemos que hacer deporte es bueno para la salud, sobre todo si lo combinamos con dietas equilibradas y un entrenamiento adecuado a nuestra necesidad, pero ¿sabemos exactamente qué ocurre en nuestro cuerpo cuando comenzamos a entrenar?
Todos los componentes del cuerpo empiezan a comunicarse con el entrenamiento
Al empezar a ejercitar nuestro cuerpo permitimos que las moléculas de los principios inmediatos entren en circulación, apoyando la afirmación de que las proteínas son mediadoras muy importantes en la adaptación del cuerpo al ejercicio físico. Básicamente, el ejercicio hace que se transmitan importantes mensajes bioquímicos de una célula a otra.
La temperatura del organismo aumenta
Los músculos necesitan energía para poder entrenar, y por eso el organismo quema grasas e hidratos de carbono en una serie de reacciones y procesos químicos que generan calor. El ejercicio también hace que nuestro ritmo cardíaco aumente y que se bombee más sangre, lo que tiene como consecuencia que la temperatura orgánica suba.
Comienzan a aflorar buenas sensaciones, lo cual es favorable para la salud
Cuando empezamos a entrenar nuestro cerebro percibe esa actividad como un estrés para el cuerpo y hace que adopte una actitud de combate contra él. Para ello se liberan las endorfinas, que son sustancias químicas que bloquean sentimientos negativos como el miedo y el dolor. En ocasiones pueden originar una sensación de euforia y de felicidad.
Hay estudios que demuestran que entrenar tres veces a la semana no es bastante para que esa sensación de bienestar sea continua, afirmando que son necesarios 20 minutos de entrenamiento diario.
La función cerebral mejora de forma inmediata
Cuando el ritmo cardíaco se incrementa, se produce una mejora considerable del flujo de la sangre que llega al cerebro, lo cual es muy positivo para que este funcione mejor y la memoria se acentúe.
Según estudios de la universidad de Harvard, el ejercicio físico hace que el tamaño del hipocampo aumente. El hipocampo es, precisamente, la zona del cerebro que está asociada a la memoria y al aprendizaje.
Alguno de esos estudios también afirma que una práctica deportiva diaria durante 30 minutos puede ser clave para prevenir que enfermedades mentales como la demencia y el Alzheimer hagan su aparición.
Llega más sangre al cerebro
El aumento de sangre, y paralelamente de oxígeno, que llega al cerebro hace que nos sintamos más activos y en estado de alerta, incluso una vez que hemos terminado el entrenamiento. Debemos mencionar además que el proceso de combustión de grasas origina un caudal de energía que nos ayuda a mantener la actividad física y mental durante el resto del día.
Se queman muchas calorías
A pesar de que puede parecernos algo muy evidente, no lo es tanto la forma como se desarrolla este proceso. En realidad, lo que vulgarmente solemos denominar «quemar calorías» en realidad es un proceso químico que lleva a cabo el organismo en el que los componentes químicos se descomponen hasta dar lugar en última instancia al trifosfato de adenosina (ATP), convirtiéndose posteriormente en difosfato de adenosina (ADP).
Nuestro cuerpo descansa mucho mejor
Es un hecho demostrado que aquellas personas que hacen ejercicio durante 30 minutos al día tienen mayor calidad de sueño y descanso que las que no lo hacen. Se piensa que esto está relacionado con la forma en la que la temperatura del cuerpo baja después de entrenar y con la forma de eliminar el estrés de nuestro cuerpo.
Haz ejercicio y lleva dietas adecuadas
Si lo pensamos tiene lógica, puesto que también el estrés que genera el deporte cansa al cuerpo y este necesita reponerse mediante el descanso. Cuéntanos, ¿eres consciente de todo lo que ocurre en tu cuerpo cuando empiezas a moverte?
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