Es recomendable hacer deporte durante todo el año. Sin embargo, debemos tener en cuenta que en los meses de verano el entrenamiento se enfrenta a una situación potencialmente peligrosa: las altas temperaturas. Por mucho que sigamos dietas adecuadas o que gocemos de buena salud, un golpe de calor puede afectar a cualquier deportista. Por tanto, resulta necesario seguir algunos consejos básicos para evitar riesgos, si decidimos llevar a cabo cualquier ejercicio físico en pleno verano.
Buscar la mejor hora
Un mito popular dice que “sudar adelgaza”. La verdad es que se trata de una afirmación completamente errónea que puede, incluso, provocar problemas de salud. Hay que considerar que, a partir de cierto punto de calor, el sudor ya no actúa como regulador de la temperatura del organismo y puede acabar desencadenando fiebre.
En consecuencia, si entrenamos al aire libre es importante madrugar y salir a entrenar antes de que el sol resplandezca demasiado.
Proteger el cuerpo
Utilizar ropa ligera de materiales que ayuden a eliminar el sudor, llevar gorra y no salir de casa sin protector solar son requisitos indispensables para garantizar que la práctica del deporte en verano no acabe convirtiéndose en un problema para nuestra salud.
Cambiar de rutinas
El verano es un buen momento para plantearse descubrir nuevas rutinas de ejercicios. Una opción interesante es aprovechar que el gimnasio está medio vacío para consultar con el monitor de la sala qué ejercicios son más adecuados en cada caso. También es la situación idónea para experimentar con los deportes acuáticos y el montañismo en destinos más frescos.
Hidratación correcta
Si optamos por practicar deporte en verano debemos ser conscientes de la necesidad de una correcta hidratación en todo momento. Beber agua antes, después y durante el ejercicio, siempre en pequeñas cantidades y aproximadamente cada cuarto de hora, es esencial para prevenir una deshidratación, que puede tener efectos muy negativos en la salud. Las bebidas isotónicas serán el punto final más saludable para la recuperación tras el esfuerzo.
Vigilar la alimentación
Otro aspecto que no debemos descuidar es el relativo a la dieta. Comer poca cantidad de alimentos que resulten energéticos, pero que no resulten pesados de digerir, es una buena idea para evitar problemas. También es recomendable esperar un tiempo prudencial antes de iniciar el entrenamiento para asegurar una buena digestión.
Seguir estos consejos básicos permite a cualquier persona que decida aprovechar los meses de verano para realizar deporte a superar su reto sin tener que preocuparse por el efecto nocivo de las altas temperaturas en el organismo. Como hemos visto es conveniente ser conscientes de que un golpe de calor puede hacer que un deportista deba abandonar su sesión de entrenamiento y ponga, incluso, en riesgo su salud. ¿A quién no le ha pasado?
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