Hoy en día son muchas las personas interesadas en la dieta alcalina, cuya notoriedad pública se ha incrementado considerablemente a raíz de que famosos y celebrities se han enfocado en ella. Y a la hora de iniciar un proceso de adelgazamiento a base de dietas, necesitamos saber algunos pros y contras para complementarlo con nuestro entrenamiento o deporte.
Se trata de una iniciativa con la que se pretende que el organismo alcance un pH equilibrado, algo que se consigue prescindiendo de aquellos alimentos que tienden a alterarlo y potenciando el consumo de aquellos otros que normalmente lo equilibran. En consecuencia, se trataría de renunciar al alcohol, cafeína, alimentos precocinados, lácteos y comida rápida y de potenciar el consumo de productos naturales como semillas, cereales, frutas, verduras y hortalizas.
Los defensores de esta dieta consideran que lo que se come puede terminar alterando la alcalinidad o la acidez del cuerpo humano, porque al metabolizarse deja residuos alcalinos o ácidos. El mensaje que subyace es que los restos ácidos predisponen al organismo hacia determinado tipo de enfermedades, razón por la que sería conveniente incrementar la ingesta de productos alcalinos y reducir la de ácidos. No obstante, como casi todo en la vida, este método tiene tanto ventajas como inconvenientes.
Acaba con el sobrepeso
Combate el envejecimiento prematuro, aunque lo más importante para quienes pretenden adelgazar es que resulta muy eficaz a la hora de combatir el sobrepeso: al eliminar de la dieta los alimentos ricos en grasas y calorías, la pérdida de kilos no se hace esperar. Y, además, se hace notar, porque quienes siguen la dieta alcalina experimentan una rápida disminución del perímetro de su cintura y del índice de masa corporal. Esta dieta resulta muy eficaz para quienes habitualmente practican deporte, toda vez que las verduras y las frutas ayudan a que la musculatura se conserve en buen estado. De la combinación del deporte y la dieta alcalina se obtiene un óptimo resultado.
Puede desequilibrar la salud
No es oro todo lo que reluce. Diversos estudios científicos alertan que el cuerpo humano es sabio y dispone de medios propios para equilibrar su pH. Y de que una cosa es abusar de un determinado tipo de alimentos y otra bien distinta es no ingerirlos nunca. Las posturas radicales nunca son de recibo y mucho menos cuando pueden afectar a la salud. Y al respecto hay que reconocer que la renuncia definitiva a las grasas y los aceites pueden terminar ocasionando a medio y largo plazo carencias en el organismo. Por lo tanto, lo que procede es tener mucho cuidado con las dietas, que siempre deben estar supervisadas por un médico.
Los defensores de esta dieta dicen que de lo que se trata es llevar al cuerpo humano a su estado natural, al punto de máximo equilibrio, algo que resultará mucho más sencillo de conseguir introduciendo alimentos limpios. El organismo siempre va a funcionar mejor con legumbres y verduras que con carnes rojas y quesos de complicada digestión.
Defienden que con este tipo de alimentación saludable se potencian los efectos del entrenamiento y el deporte, aunque sugieren algunas pautas de comportamiento que pueden contribuir al éxito, tales como: andar descalzos, porque el contacto con la tierra conecta al cuerpo con su propio eje; realizar todos los días durante 5 minutos la respiración consciente; sonreír todo lo que se pueda, porque al mover los músculos de la cara el humor mejora; lavarse dientes y lengua al levantarse, y masticar despacio al comer, ya que como dice una frase que todo el mundo hemos escuchado en casa en alguna ocasión: "¡Come despacio, que nadie te lo va a quitar!"
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