Una correcta alimentación eleva en un alto porcentaje nuestras posibilidades de éxito. Un dieta para entrenar adecuada y unos correctos hábitos alimenticios, que complementen nuestro ejercicio físico, supondrán un plus a la hora de alcanzar los objetivos marcados.
¿Mucha hambre después de entrenar? Así funcionan los picos de hambre
Tras la realizar un intenso entrenamiento físico donde hemos consumido mucha energía y calorías es habitual sentir más hambre de lo normal. Por tanto, aprender a controlar el apetito con una dieta adecuada nos servirá para evitar atracones y no echar por tierra todo el trabajo previo. En términos médicos, el hambre lo controla el hipotálamo (parte del encéfalo situada en la zona central de la base del cerebro que controla el funcionamiento del sistema nervioso), que se encarga de recibir señales nerviosas desde el sistema digestivo. El hipotálamo cuenta con numerosos receptores de neurotransmisores que reciben diferentes señales, y una de esas señales es la sensación de hambre cuando en la sangre faltan ciertos nutrientes que han sido consumidos durante el entrenamiento y que el cuerpo demanda.
En términos prácticos, al hacer ejercicio nuestro cuerpo está consumiendo diferentes sustancias que encontramos en la sangre. Lo primero que utilizamos para desarrollar la actividad física son los glúcidos complejos, que no proporcionan energía inmediata. Posteriormente se pondrán en funcionamiento los azúcares y por último las grasas, que aportan un extra pero de forma más lenta. Así, al consumir el glucógeno tras un ejercicio intenso y duradero, nuestro sistema emitirá señales al hipotálamo de que el cuerpo necesita reponerse y se producirá la sensación de hambre. El agotamiento de los nutrientes provocará ese incremento del apetito y aumentará las ganas de comer, ya que el organismo está demandando reponer esas reservas de glúcidos.
La sensación de hambre tras el ejercicio dependerá de diversos factores. En primer lugar, habrá que medir la intensidad y la duración del entrenamiento. Cuantos más nutrientes hayamos consumido, mayor será nuestra sensación de hambre por la demanda directa de nuestro organismo. Además, habrá que tener en cuenta qué hemos comido y con cuánta antelación a la hora de llevar a cabo nuestro entrenamiento. Si hemos ingerido gran cantidad o alimentos altos en azúcares, la sensación de hambre tras la actividad deportiva será menor al contar de antemano con más reservas.
Existen muchos trucos y mitos para evitar los picos de hambre, pero hay algunos que son realmente efectivos. El consejo estrella, sin duda, es realizar unas cinco comidas diarias y bien repartidas a lo largo del día, sin dejar pasar más de tres horas entre una y otra; así evitaremos que la sensación de hambre crezca al no ingerir nada durante un buen número de horas y, por tanto, alejaremos la tentación de darnos un buen atracón de comida.
En ocasiones, la práctica deportiva puede generar incluso todo lo contrario, una sensación de pérdida de apetito tras el ejercicio. Este hecho se produce normalmente, utilizando términos científicos, por la anulación de funciones de dos sustancias encargadas de controlar el hambre, la grelina y el péptido YY. Por un lado, la grelina es una sustancia encargada de provocar el apetito, mientras que el péptido YY actúa haciendo todo lo contrario, cortando ese hambre. Según diversos estudios, la actividad aeróbica prolongada aumentaría el nivel en nuestro organismo de péptido YY y bajaría el de grelina
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