El dedo gordo del pie, también conocido como hallux, es una de nuestras principales señas de identidad evolutivas. A diferencia del resto de los primates, el ser humano lo tiene alineado con el resto de dedos y de un tamaño mucho menor. Es la huella fisiológica del tránsito de la especie hacia el bipedismo.
La evolución de nuestro cuerpo ha ido favoreciendo la agilidad, la estabilidad y, en general, una mayor facilidad para la locomoción, en detrimento de otras actividades propias de nuestros antepasados como trepar a los árboles. Pero si hay una actividad para la que parecen diseñados nuestros pies, y en especial el dedo gordo, esa es sin duda correr.
Importancia en la estabilidad y el equilibrio
Los antropólogos han demostrado que su tamaño guarda una relación directa con la buena predisposición del ser humano para las carreras de resistencia. Cuanto más pequeños son los dedos, más adaptado está un cuerpo para correr.
El dedo gordo soporta el 80/85 % de la estabilidad que proporciona el pie. Las principales funciones que desempeña son el desarrollo de la propulsión necesaria y la amortiguación, pero también es determinante a la hora de mantener el equilibrio (se estima que un 90 % de este depende de él), ya que consta de siete músculos grandes que influyen de manera decisiva en la cadena cinemática de todo el cuerpo y, por lo tanto, en la movilidad.
Su flexibilidad y extensión resultan fundamentales. Si el dedo gordo está tenso o débil, aparecerán problemas en la estabilidad de la fascia plantar y en el arqueo del pie, y estos, a su vez, provocarán dificultades para mantener una marcha funcional y estable.
Durante la carrera, y en concreto en el momento de la propulsión, es decir, cuando un pie está en el aire y el otro en el suelo, más de la mitad del peso recae sobre el que está apoyado. El hallux soporta la mayor parte del trabajo realizado en el momento del impulso, y su papel también es básico para la absorción de impactos. Por ello, todo lo que le afecte modificará significativamente el modo de correr.
Consecuencias de su falta de movilidad al correr
Cuando el dedo gordo se ve aquejado por limitaciones a su movilidad, y, en consecuencia, no puede realizar correctamente su decisiva contribución a la estabilidad y el equilibrio del cuerpo, se eleva el riesgo de sufrir lesiones típicas del running como la fascitis plantar, la tendinitis aquilea o problemas en las rodillas.
Prevenir problemas
Para evitar las dolencias específicas, así como las que pueden derivar de estas, es fundamental elegir el calzado adecuado. También, es muy importante mantener fuerte toda la musculatura asociada.
Si has tenido algún problema relacionado con el dedo gordo del pie, tu opinión nos interesa. Comparte con nosotros tu experiencia.
Sin comentarios