Uno de los factores que influyen en gran medida a la hora de marcar la diferencia entre un entrenamiento u otro es la velocidad en los levantamientos. Muchas personas no presentan atención a este punto, pero puede ser un punto de inflexión en tu entrenamiento. Hoy te vamos a enseñar la velocidad adecuada a la hora de realizar los ejercicios en función del objetivo que estemos buscando.
¿Por qué influye la velocidad en los levantamientos?
Como siempre hacemos, no queremos dar la respuesta fácil a la pregunta, si no que os explicamos el motivo principal que hay detrás de cada pregunta. Y por eso hoy no iba a ser menos.
En función del tipo de entrenamiento que estemos realizando tenemos que llevar una velocidad de movimiento u otra por una razón muy sencilla. Cada tipo de entrenamiento implica un grupo de fibras concretos, ya sean lentas o rápidas. Y es en este punto donde la velocidad de movimiento juega un papel primordial.
Si realizamos los ejercicios lentamente, las fibras lentas serán las encargadas de realizar el movimiento, mientras que si los realizamos de forma explosiva, las fibrás de contracción rápidas se encargarán de ello.
Fibras lentas vs fibra rápidas
¿Pero qué son cada una de estás fibras?
- Fibras lentas: Este tipo de fibras tienen un diámetro menor, por lo que tienen en su interior menores niveles de fuerza. Su principal beneficio es la resistencia elevada cuando fatigamos al cuerpo con actividades físicas. Su velocidad de contracción es lenta por lo cual concentra mayor energía para poder distribuirla de manera correcta cuando hagamos ejercicio.
- Fibras rápidas: Son opuestas a las fibras lentas. Su principal vía para obtener energía es la glucolítica y su velocidad de contracción es muy elevada, originando una fatiga rápidamente. Por ejemplo los velocistas o las personas que practican powerlifting que por lo general su tipo de ejercicio es complejo pero con una duración mínima. Abarca todas las actividades deportivas anaeróbicas que en su totalidad se emplea una cantidad considerable de fuerza y energía en poco tiempo de ejecución.
A la hora de entrenar, debemos tener muy claro el objetivo que queremos cubrir. Si estamos buscando aumentar la resistencia o realizar ejercicios que no implican demasiada fuerza, debemos de ejecutar los ejercicios lentamente. De este modo, ganaremos resistencia y dureza muscular. Es cierto que no tendremos una ganancia de fuerza altas, pues estas fibras no son “fuertes”.
A la hora de aplicarlo en nuestros entrenamiento, son muy útiles para el final de la sesión, concentrando la actividad en el músculo que estamos trabajando y de este modo fatigarlo, ganar dureza y agotarlo.
Si por el contrario, nuestro objetivo es la ganancia de fuerza y velocidad, las fibras rápidas son nuestro aliado. Dado que son fibras muy fuertes, podemos cargar más peso, aspecto necesario a la hora de ganar masa muscular.
Por lo tanto, si realizamos los ejercicios a una alta velocidad, siempre controlados y evitando lesiones, las ganancias de masa muscular serán mayores que si los realizamos lentamente.
Nuestro consejos es que combinéis ambas formas de entrenar para así ganar tanto masa muscular como dureza. Recordad que cuantas más fibras musculares “rompamos” más creceremos.
Ahora que conocéis cómo utilizar la velocidad de los ejercicios en vuestra rutina… ¿Qué esperáis para probarlo? Si os ha gustado el artículo, no dudéis en compartirlo en las redes sociales.
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