El deporte es cada vez más utilizado por todas las personas para mantenerse saludables. Cuando pensamos en un anciano, siempre se nos viene a la imaginación una persona frágil y débil. Pero, aunque resultar sorprendente, esto puede ocurrir una vez cumplimos los 25 años. Este es el resultado de la sarcopenia o pérdida de la masa muscular.
¿Qué es la sarcopenia?
Si pensamos que "sarco" significa “carne” en griego y "penia" es la palabra griega para designar “menor cantidad”, podemos deducir que la sarcopenia es una disminución en la masa muscular del cuerpo. Este concepto indica que el cuerpo sufre una pérdida de músculo por el aumento de la grasa.
Este proceso, que se puede combatir con entrenamiento, es mucho más visible cuando llegamos a los 40 años, acelerándose a los 65 años.
La consecuencia que tiene la pérdida de músculo es que el cuerpo se debilita considerablemente, así como se pierde el equilibrio y fuerza, lo que hace que nuestra salud se vea afectada. Al perder fuerza y capacidades, el cuerpo tiende más a la inactividad y esto favorece el sedentarismo.
¿Cómo luchar contra la sarcopenia con entrenamiento?
El músculo es fundamental para el cuerpo por el papel que juega en la movilidad del mismo y en diferentes enfermedades, así como para luchar contra la obesidad.
Un entrenamiento bien diseñado en el que se trabaje con pesas combinado con dietas saludables y equilibradas son la clave para combatir la pérdida de músculo. No se puede recuperar lo que se ha perdido, pero sí fortalecer las células musculares que quedan.
Cuando se trabaja con pesas, el cuerpo experimenta una mejora y obtiene mucha más energía con la que se consigue más músculo.
Establecer una buena rutina
Al hacer deporte se trata de lograr un objetivo. Podemos combatir la sarcopenia entrenando fuerza dos días a la semana, intercalando con cardio. De esta forma, el metabolismo también se beneficiará.
No se debe caer en el error de usar pesas demasiado pequeñas, sobre todo al principio, porque no van a cumplir su función. En vez de eso, es mejor usar unas que se lleven bien, pero nunca de menos de dos kilos.
Sobre todo, cuando se comienza a entrenar con peso, a veces es confuso saber qué pesas escoger, por lo que quizás sea mejor que un entrenador nos proporcione las pautas adecuadas, en sala o en alguna clase.
Si ya llevamos algún tiempo sin entrenar, hay que reactivarse poco a poco, tomándonos el tiempo necesario para que el cuerpo se readapte al entrenamiento. Así, se evitan lesiones que pueden dificultar mucho más el proceso.
No obstante, tampoco es conveniente obsesionarse con el entrenamiento de peso, sino que es más adecuado combinarlo con otras actividades cardiovasculares.
El deporte puede ayudar a combatir la sarcopenia. Animamos a seguir haciendo ejercicio
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