Poca duda cabe ya de que una de las mayores amenazas para la salud hoy en día es la obesidad, causada por la falta de deporte y el abusivo consumo de productos grasos y azúcar. Así se justifica el ascendente uso de sustitutos acalóricos entre la población, especialmente entre aquellos que pretenden la reducción calórica de sus dietas y deportistas que buscan la hipertrofia y huyen de los hidratos de carbono más simples.
Pero según surgen nuevos y desconocidos compuestos químicos endulzantes también lo hace la incertidumbre sobre sus efectos sobre la salud. ¿Son seguros? ¿y saludables?
Seguridad y edulcorantes
El descubrimiento de la sacarina, la primogénita en su especie, data de 1879, y su uso se generaliza durante la I Guerra Mundial debido a la escasez del azúcar. Lejos de ser descubrimientos actuales los edulcorantes artificiales son sustancias generalmente bien conocidas y testadas.
Es la La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) la encargada de analizar todos los productos alimentarios utilizados, crear una lista de edulcorantes seguros y nombrarlos con la letra E (referencia a Europa) seguidos por el número 9XX. Para cada uno de ellos la EFSA establece una Ingesta Diaria de Referencia (IDA) por debajo de la cual su consumo es completamente inocuo. Un producto que no respete el margen de seguridad de aporte de edulcorante permitido por la EFSA es retirado del comercio.
Por ejemplo, la sacarina es denominada como E 954 y su IDA es de 5mg por Kg corporal y se ha demostrado que los adultos habitualmente solo alcanzan un máximo del 11% de la IDA de sacarina.
Salud y edulcorantes
El reducido o nulo aporte de calorías de los edulcorantes artificiales los hace una herramienta perfecta para aquellos que buscan una pérdida de peso ya que mantienen la palatabilidad de las dietas.
Sabiendo que su consumo es completamente seguro, la controversia comienza al discutir si son más o menos beneficiosos para la salud que el azúcar.
Hay estudios que demuestran que el consumo de alimentos con edulcorantes artificiales en lugar de azúcares se asocia a ganancia de peso, por recompensarse el esfuerzo con otras fuentes de comida. También los hay que demuestran justo lo contrario, por lo que parece imprescindible su uso de forma racional.
Para un deportista, por ejemplo, que está siguiendo un entrenamiento buscando la pérdida de peso puede ser muy interesante sustituir el azúcar de mesa por sacarina para el café o té, que le dará un extra de energía sin las calorías asociadas. Por otro lado, esas calorías pueden ser muy necesarias si el deporte implica un gran desgaste energético, siendo mucho más útil tomar fruta o bebidas azucaradas.
Si bien en general deberíamos evitar alimentos artificiales en pro de los más naturales, en ocasiones podemos beneficiarnos de sus características.
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