La alternancia de periodos de consumición calórica con otros de poca o ninguna ingesta es lo que se conoce como la dieta del ayuno intermitente, una nueva alternativa que está cobrando una importancia progresiva en el mundo del deporte.
Este método ofrece numerosas variedades a la hora de combinar ambos periodos, yendo desde el ayuno 16/8, en el que se realizan 16 horas de ayuno con 8 de ingestión de alimentos, hasta el ayuno 24 o 48 consistente en la existencia de periodos de ayuno de uno o dos días completos.
Ante la controversia latente entre los defensores y los detractores del ayuno intermitente, encontramos un amplio abanico de argumentos que defienden tanto positiva como negativamente este tipo de protocolo alimenticio. Bien es cierto que el Dr. Cahill ha demostrado científicamente que un ayuno de menos de 12-16 horas no resulta perjudicial para el músculo, pues hasta que no transcurre este tiempo los aminoácidos musculares no se ven afectados.
Los críticos de esta tendencia se basan en que la energía resulta necesaria en la vida diaria. Se pone en duda que un deportista pueda tener pleno rendimiento cuando no ingiere una cantidad constante de energía, llegando a sentir sensación de cansancio, fatiga, debilidad... Este tipo de dietas podría ayudarnos a perder peso, pero es muy posible que nuestra salud y nuestra eficacia deportiva se vean perjudicadas.
Podemos llegar a encontrar deportistas que llevan a cabo una serie de entrenamientos en ayuno, como sería correr en ayunas, aunque estos lo hacen con un control exhaustivo y no superando la hora de ejercicio. Pero esto no entraría dentro del ayuno intermitente, sino que es un tipo de entrenamiento, bien matutino, bien nocturno, y en la mayoría de los casos no se realiza un ayuno total.
¿Realmente es efectivo el ayuno o es una simple moda pasajera?
Además de la pérdida de músculo, se presentan otras contraindicaciones resultantes de esta dieta, como son la disminución de la tasa metabólica, de la testosterona o de la actividad de la glándula tiroides.
Un estudio realizado a ciclistas que realizaban su entrenamiento en ayunas demostró que la pérdida de grasa es mayor en este tipo de preparación, pero que el rendimiento puede verse disminuido.
Por otra parte son cuantiosas las ventajas que se asocian al ayuno intermitente, siendo las más destacadas prevenir ciertas enfermedades, retrasar el envejecimiento y favorecer el autocontrol con respecto al hambre. También parece resultar favorecedor para las células cancerígenas, el colesterol y los triglicéridos.
Estos defensores contradicen la teoría de la pérdida muscular asegurando que puede mantenerse el ayuno hasta 24 horas sin que se vea afectada la masa muscular.
Realmente, la base de la que proviene la controversia es la falta de estudios que avalen tanto los resultados negativos como los positivos. A pesar de encontrar alguna investigación realizada en humanos, la gran mayoría de ellas se hacen en animales, concretamente en ratones cuyo periodo de vida es mucho menor que el de una persona, lo cual posiblemente afecta a los resultados, como consecuencia de la ralentización del metabolismo.
Encontramos estudios que se contradicen con respecto a la pérdida de masa muscular, al afirmarse por un lado que este empieza a las 16 horas de ayuno y, por otro, que hasta transcurridas las 24 horas el músculo no sufre ningún tipo de desgaste. De igual forma ocurre con el rendimiento, pues un estudio que se realizó en atletas musulmanes en Ramadán confirma la pérdida de rendimiento, sobre todo en la resistencia. Pero el mismo estudio tumba esa teoría al darse en el Ramadán otros factores que afectan la “productividad” del deportista, tales como la falta de sueño o de líquido. Lo único que queda claro es que la polémica está servida.
¿Y vosotros que pensáis? ¿Creéis que son efectivas o son una simple moda pasajera? Dadnos vuestra opinión y compatidlo en vuestras redes sociales favoritas si os ha gustado.
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