Cada vez hay más especialistas que están de acuerdo en que un entrenamiento de fuerza bien planificado es la piedra angular de cualquier estrategia para perder grasa y ganar salud. Lo cierto es que es importante mantener una balanza negativa entre ingesta y gasto de calorías, pero en este post haremos hincapié en los beneficios concretos de este entrenamiento y en los aspectos que has de tener en cuenta.
Diseña tu entrenamiento para perder grasa y definirte muscularmente
Habitualmente, los entrenamientos que buscan perder grasa, ganar músculo o definir dicha musculatura suelen tener pequeños matices. A menudo se diferencian más bien en la alimentación y en el tipo de carga e intensidad, así como en la progresividad. Por este motivo, podrás aplicar también estos consejos a otros objetivos físicos.
Un elemento que debes tener en cuenta es el déficit calórico. Es la diferencia entre las calorías que ingresamos y las que gastamos en el ejercicio. Si nos encontramos en un estadio avanzado del entrenamiento, más deberemos ajustar para consumir hasta la última caloría en ejercicios que sean intensos o utilicen mayor carga.
El propio cuerpo también tiene unos márgenes de recuperación que nos obligan a ajustar estas modificaciones de manera precisa para no ser contraproducentes a la hora de estimular la formación de músculo.
Encontramos también que a medida que hacemos ejercicio, el cuerpo más se desgasta, se queman calorías y los músculos pueden hipertrofiarse. Esto, que se llama capacidad de reacción y de recuperación, puede jugarnos una mala pasada en forma de lesiones si no conocemos bien nuestro cuerpo. A medida que la capacidad para recuperar disminuye, a veces también por la alternancia con sesiones de cardio, es más necesario tomar decisiones. Estas pueden afectar a la frecuencia de entrenamiento, que podrá verse reducida, o a la intensidad del ejercicio, que podrá verse disminuida en beneficio de tareas más sencillas. Al principio no notaremos esta cuestión de la acumulación de carga, pero sí al final.
Para disminuir la acumulación de grasa en el cuerpo, es necesario atacar el efecto del cortisol. Afortunadamente, la testosterona, cuando se combina con la hormona de crecimiento, puede llegar a tener un efecto inhibidor sobre dicho cortisol. Esta hormona de crecimiento es liberada por el cuerpo ante el estímulo de una hormona similar que segrega el hipotálamo. La hormona principal que mencionábamos al principio contribuye tanto a que se sinteticen proteínas como a que se produzca lipolisis. De este modo, habremos limitado el consumo de la glucosa por parte del organismo.
Sabiendo esto, a veces podemos incidir sobre algún ámbito fisiológico concreto para recibir un estímulo del cuerpo. En este caso, buscamos que se estimule esta hormona tan positiva. Para que comience a segregarse, en algunos ejercicios solo necesitamos reducir el descanso entre serie y serie. Otra manera de estimular dicha hormona es aumentar las repeticiones en cada serie, por lo que el cuerpo va más forzado. Se trata de un consejo fisiológico que deberá ir acompañado de una buena planificación de definición de musculatura y de respeto a otras condiciones de tu entrenamiento, que son inamovibles.
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